martes, 9 de abril de 2013

Mallas: segunda parte



Las configuraciones que se resuelven en la órbita de una posible hibridación entre arquitectura e infraestructura sustituyen, en efecto, la idea de trazado por la de red y la de retícula por la de malla. 
Este nivel de organización interna remite a una organización mallada destinada a favorecer una topologia elástica, es decir una mayor capacidad de enlace y deformabilidad, un efecto de interconectividad  operativa favorecido por la propia lógica entrelazada entre episodios y acontesimientos. Lo que resulta interesante en tales configuraciones es su naturaleza flxible e infraestructural más que pura  rígidamente estructural. No se trata de megaestructuras monoliticas (armazones totalitarios) sino de sistemas adaptables y deformables, abiertos a múltiples variables y singularidades.
Ello remite a la definición de una "matriz operativa", un agenciamiento o enlace más o menos visible, evolutivo y flexible, susceptible de propiciar una relación mallada entre acontecimientos diversos pero también una decidida disposición a la distorción y la alteración capaz de articular desde esa capacidad de adaptación elástica, imprevistos provenientes tanto del mismo sistema como de esquemas ajenos.
La retícula moderna cede así ante la malla contemporánea en la que ocupaciones y espaciamientos, concentraciones y dilataciones, trenzadoas y nudos tienden a desplazarseunos respecto a los otros, e incluso a imbrincarse y solaparse unos con otros.
Hablamos de mallas en su acepción cuasi geodésica, como redes, cuerdas, definidasa partir de entramados y nudos o bucles asociables, en un posible salto escalar, a la propia configuración pautada y encintada de las grandes infraestructuras de cnexión y articulación que mallan a su vez el territorio.

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